miércoles, 22 de enero de 2020

Consumiéndome

A veces me da miedo sentir tan fuerte este "Hambre Invisible" que lo quiere todo y no se sacia con nada. Es inevitable, inexplicable, interminable y eterna. O ojalá lo sea.
No sé salir de aquí, ni concebir otra forma de vida fuera de la inquietud del seguir haciéndolo todo por no poder estar quieta.
No, no me concibo sin movimiento, estancada, vacía y muerta. No me perdono ni un segundo no sentido, ni infeliz por no estar cómoda, por sentirme fuera de lugar o lejos de mí. No me permito no ser yo, no amar todo lo que hago y hacer lo que me apasiona. No puedo parar de aprender, de descubrir, de conocer y de encontrar. No quiero perder la oportunidad de nada ni de nadie, porque todo pasa, está pasando, y quiero que pase por aquí, por dentro de mí.
Mi mundo interior siente ansias de vida, de sentir, de encontrar la misma ingravidez en otros ojos.
Siempre con la sensación de estar volando, de estar de paso, de chocar con miles de esencias que no sienten la existencia, y de rozar a otras que deslumbran, que son vida llena, completa y explosiva.
Sentir que el cambio es necesario, que el movimiento siempre aporta cosas nuevas y que sin sorpresas uno no aprende, ni se conoce, ni explota todo el potencial que guarda dentro. Que soy estrella fugaz que no quiere aterrizar ni estallar, que busca nuevas estrellas que conocer, planetas, asteroides, meteoritos e incluso agujeros negros donde perderse.
Que busco más y siempre encuentro sin saber qué quiero encontrar.
Que lo quiero todo y vivo despacio y con prisas. Que aprecio lo que pasa como si fuera breve, y amo lo que se queda para que no se vuelva a marchar. Que tengo miedo a perderlo todo o a marcharme yo. Que me pierdo en cada esquina y me vuelvo a conocer.
Que no sé quien soy y lucho por quien quiero ser y lo que quiero llegar a ser. Que todo se me escapa, como el tiempo, el viento, el frío, y el olor de tu piel. Que todo permanece en algún lugar de mi interior más tiempo del que está fuera, y vuelve a mí de vez en cuando para hacerme sentir de nuevo.
Que todo lo que he vivido me ha hecho así, pero son las ganas de seguir viviendo las que me llevan hasta allí, hasta aquí, hasta mí.

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