Cerrar los ojos y no pensar, como cuando estas a punto de cerrarlos y entras en un remolino de oscuridad que te atrapa antes de dormirte.
Cuesta abrir los ojos, más cuando tampoco quieres.
Sólo dormir, perderse en una oscuridad que no duela, que no importe quien seas ni lo que acabas de pasar. Ni si le importas a alguien, o no.
Caída al vacío: cuando te vi para que volvieras a irte. Como si hubieras estado. Como si existiera otra oportunidad para todo aquello. ¿Todo aquello? Para ti: nada.
Caída al vacío fue creerte y sentirte, sentirlo todo.
Y el golpe, y el fin, el suelo: aquí está, por fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario