domingo, 13 de enero de 2019

Un recuerdo en ti

Son las 3 de la mañana del que podría ser un día cualquiera, pero no lo es. Tu cama ya me es familiar, tus sábanas, tus paredes, tus brazos.
Ojalá pudiera dejar de pensar pero hay momentos durante la noche en los que me invade el insomnio mientras recuerdo donde estoy. Estoy aquí, llámalo tu casa, tu cama, tus brazos, y estoy muy viva y muy despierta.
Recorro las paredes de tu habitación cada vez que puedo intentando almacenarlas en mi memoria para no olvidarlas. Quiero recordar ese espejo donde nos veo tumbados si giro la cabeza; quiero recordar cada gota de pintura que forman tus cuadros; la luz que entra por la ventana, el ruido que procede de la calle... Quiero recordarte a mi lado y en todas las formas posibles dentro de esa cama. Quiero recordar la música, tu voz, tus manos, mi risa...
Quiero recordarte, pero ante todo quiero no tener que hacerlo y que te quedes, o que dejes que me quede.
Contigo no tengo miedo y tengo ganas. Muchas ganas. De ti que me lo das todo en pocas horas y no me das nada en muchas más. De escucharte hablar durante horas y noches enteras de todo lo que has hecho y tienes pensado hacer, o que hagamos. De tus manos por mi cuerpo haciéndome cosquillas como nadie había conseguido antes. De sentir mi piel de gallina, mi cuerpo con todos los sentidos activos y a ti conmigo y en mí. 
Te siento mucho cuando estás, y cuando no.
Y siento mucho llevarte en el recuerdo cuando podrías no serlo, y ser real.

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