Hoy el día incita a escribir: el cielo está oscuro a las 4 de la tarde, el aire quiere llevarse todo rastro de algo anterior y la lluvia ayuda a limpiar todo aquello que sobra. Los truenos son la música que acompaña y el viento parece hablar. Hoy todo vuela, todo escapa, todo marcha.
Un día como hoy es para contemplar, desde lejos o de muy cerca, encerrada o sintiéndote libre y dejándote ir, dejándote volar.
Todo marcha, todo pasa, todo está presente hasta que ya no está.
En un día como hoy piensas en lo que no tienes, en lo que te falta, en lo que te hace falta (o en quien). En un día como hoy quieres que alguien contemple lo mismo contigo, quieres que alguien sienta a tu lado (y por ti)
No es el miedo a estar sola, no es no querer estarlo ni querer ser de alguien para ser feliz; es el placer de compartir justo lo que sientes con alguien, de sentir todo esto acompañado, de sentirse querido, que no es sencillo últimamente.
No como el ave que vuela para refugiarse pero no puede volar por la lluvia, ni como la ropa tendida que se olvida y pierde valor al volver a mojarse. Como las gotas de agua que al llegar al suelo ya no son una nunca más pero ganan convirtiéndose en algo más, algo nuevo.
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