domingo, 10 de noviembre de 2019

Haz de luz

Algunas personas me han considerado un poco lunática, y otras, lo harán.
No intentaré justificarme nunca por como soy: yo no busco explicaciones en los demás, ni pretendo que las encuentren en mí.
Intento sonar coherente, que ya es mucho, pero no hay ningún motivo por el que creer en lo que digo si es que no te interesa creerme, o te cuesta demasiado. 
Yo creo en muchas cosas, y cada vez creo más en mí.
Me creo mis intuiciones, mis sensaciones, y mis sentimientos. Y no hablo en vano si nombro las energías: sé que están, pero quizás tú no las quieras ver.
Yo las intuyo, las siento y me las creo.

Me creo a mí misma cuando me digo que no he sentido una mirada como la suya en mucho tiempo. Me creo, porque sé cuando siento, y sé reconocer lo que siento.
Siento esa energía que me une a ella desde que me miró por primera vez a los ojos, y no pude creerme que me estuviera mirando a mí. Y no me estaba simplemente viendo, me estaba mirando.
Muy pocas personas miran a los ojos. Hay que ser valiente para mirar a los ojos directamente: puedes acabar descubriendo a una persona, y pueden llegar a descubrirte a ti.
Sentí que me leía toda, y cuando estuvo dentro, ya no pude sacarla de mí. Me vi atrapada en un instante que no avanzaba. El mundo cambió su velocidad, y ya no pude atender a nada más sabiendo que estaba allí. Me atrapó toda ella: su mirada, su sonrisa más sincera, y toda esa energía que había conectado con la mía.
Nunca unos centímetros se me habían hecho tan pesados, pero no fue hasta que me abrazó, cuando supe que de aquel calor no saldría viva, y ahora siento frío lejos.

Lo siento, pero ahora viene la parte menos veraz para muchas, y la más profunda para mí.
Siento como si en otra vida ya la hubiera abrazado, como si sus manos ya me hubieran tocado: como si todo esto solo fuera una farsa, una actuación en la que las dos hacemos como si fuéramos desconocidas para poner a prueba al destino.
O quizás, simplemente tenga demasiado miedo a confesarle todo lo que he sentido en unos instantes porque muchas se han reído de mí, y de las demás no me importa, pero no es con cualquiera con quien quiero estar: es con ella.

Tienes estrellas por ojos:
Guías en la oscuridad,
Y me pierdes en ellos.

Me pierdo en ti.
En tu voz paciente y decidida,
En tus pequeñas manos expresivas
Y en tu más sentida sonrisa.

Quiero perderme más cerca de ti,
Encontrarme en el calor de tus brazos
Y arder cerca de tus ideas.

Quiero que me sigas mirando hacia dentro
Y descubras cómo siento.
¡Y cómo siento!
O cómo te siento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario