Empieza la semana y soy feliz por la vaga ilusión de verte, un día más.
Me despierto y pienso. Intento recordar lo que he soñado, y aunque aún no lo recuerde, tengo el corazón acelerado y siento mi cuerpo como cuando te veo, así que sé que, una noche más, has estado en mis sueños. Me siento angustiada porque sé que te he sentido junto a mí y no logro recordarte. Me siento angustiada porque sé que cuando lo recuerde, estaré peor. Y así, salgo de casa, y quiero verte.
El mismo camino, la misma gente. La misma cara de sueño que tengo todos los días. La misma esperanza que se rompe porque sé que no te veré en ese momento, porque no estás en ese semáforo, porque sigo sin recordarte en mi sueño.
Las mismas clases, las mismas escaleras. No puedo evitar mirar atrás, mirar adelante. Siento que te busco sin querer. Siento que necesito verte. Pero no estás ni aquí, ni en mis recuerdos.
Las mismas horas que pasan y pasan, pero pasan lentamente. El sueño sigue en blanco, no consigo verte.
Y sé que es lunes y acaba de empezar la semana. Sé que llevo un fin de semana sin verte y eso me duele. Sé que no debería alegrarme tan solo al verte. Sé que creo amores en mi cabeza que nunca empiezan. Sé que todo esto no seria posible si no te soñara, si lo que siento no fuera real. Pero es real. Te siento en mis sueños y me enamoro en ellos, y por desgracia, me levanto y sigo sintiéndote. Maldigo mis sueños y a la vez espero que no terminen.
No me gustas tú, si no la idea que tengo de ti.
Más clases y más escaleras. Y ahí estás tú. Y aquí mi sueño. Tu realidad tan lejos. Mi idea tan cerca que duele. Duele verte y recordarte hablándome como nunca lo has hecho; mirándome sintiendo lo que no sientes; entrelazando tus dedos y los míos como nunca lo harás. Maldigo mis sueños como si tuvieran la culpa.
Mas la tonta soy yo por necesitarte de ese modo, por crear amores e ideas irreales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario