Pasan las horas, los minutos, los segundos. La vida pasa. Se consume. Poco a poco va pasando y apenas nos damos cuenta de ello. No nos queremos dar cuenta.
Somos una cuenta atrás, un reloj de arena el cual pierde poco a poco la arena y no sabemos cuanto queda. Tampoco podemos controlar el tiempo, pero podemos decidir que hacer con él. Podemos pensar que la vida es injusta, que nos quita el tiempo tal como nos lo da, de repente, pero nos quejamos de no tener tiempo y ni siquiera aprovechamos el que tenemos. Y aún somos capaces de pedir más.
Cuando nos dicen el tiempo que nos quedan, cosa que no puede saber todo el mundo, empezamos a pensar que es lo que queremos hacer con él. Pero nunca lo habíamos pensado, y el tiempo siempre ha tenido fin. No manejamos el tiempo, pero si pudiéramos hacerlo, qué haríamos?
Deberíamos ser más conscientes de la brevedad de la vida porque no somos de hierro, no somos inmortales. Hoy estamos, y al día siguiente, quien sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario