Si ayer te dije que te esperaba, hoy ya no espero nada.
Me he dado cuenta de que mientras te esperaba, mientras pensaba que te estaba esperando, en realidad sólo te estaba olvidando, y la espera solo hacía que terminar. ¿Esperaba algo realmente? Tal vez olvidarte, y lo he hecho. Y es gracioso pensar que tú no has tenido nada que ver, nunca has hecho nada. Conseguí enamorarme de ti yo sola y no me ha hecho falta nada para poder olvidarte, o tal vez sí.
Mientras esperaba, o creí hacerlo, estaba pendiente de todo lo que me rodeaba, por una vez, no eras tú mi principio y final. Pude entender que no tenía que pensarte, que no tenía que centrar mi atención en lo que hacías, en donde estabas, ni en que pensabas, que la solución estaba en dejar que lo demás se dejara ver, y ahora lo veo todo. Veo como el mundo sigue, y veo como tu me sigues mirando cuando paso. Pero eso lo veo ahora, porque ya no pienso siempre en mirarte, porque ya no pienso si estás cerca, y cuando estas cerca, puedo hacer que eres uno más y que en realidad no importas. Porque sólo importo yo, y esto no es egocentrismo, es ser uno mismo.
Así que aún tendré que darte las gracias por no hacer nada, porque has conseguido que pueda darme cuenta yo sola de lo que me envuelve, de todo lo que tengo por delante, y tú no estás entre todo ello. Yo aún te veré, pero no volveré a mirarte como antes, y tú seguirás mirándome y pensando que podría haber pasado, pero ya será tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario