Sin temores qué seríamos?

Siempre tememos algo. Somos humanos, no podemos vivir sin miedo. Pero las cosas que pensamos que tememos, siempre son las cosas más insignificantes. A qué le tememos realmente? Qué es lo que tanto miedo nos da en esta vida? No son objetos, ni imaginaciones, ni lugares, ni siquiera animales. Sólo nos tememos a nosotros mismos, y ni nos damos cuenta.
Cuando alguien dice que teme la oscuridad y la soledad que siente al estar expuesto a tanto silencio, no suele ser por el miedo a que aparezca algo entre tanto silencio y haga que desaparezcamos. O tal vez sí, pero no en el sentido que nosotros pensamos. La soledad y la oscuridad que nos da miedo, es la que nosotros mismos creamos. Esa oscuridad que aparece cuando estamos solos con nuestros pensamientos, y cerramos los ojos. Es un acto simple, pero da miedo, sobretodo cuando tenemos cosas que nos atormentan, cuando nuestros propios demonios, viven dentro de nosotros. Esa es la oscuridad a la que tanto tememos. La que nos puede hacer cambiar en un segundo. La que nos puede hacer desaparecer.
Cuando alguien teme al amor, no teme realmente a ese sentimiento. Quién puede temer al querer? Querer es inevitable, y pasa cuando menos te lo esperas. Pero no es el acto inevitable el que da miedo realmente. Lo que da miedo, es no saber afrontarlo. No saber como reaccionar al amor. Y sobretodo, no saber hacerlo bien, sentirse inseguro, y acabar fastidiándolo todo. El amor es el sentimiento más fuerte, el cual no depende de ningún otro, pero del cual dependen muchos de los sentimientos que tenemos día a día. Podrías tener la misma sonrisa si no tuvieras a toda la gente de tu al rededor, a todos aquellos a los que quieres, y te han aceptado? No se podría ser feliz sin querer. No se podría ser triste sin querer. Qué seríamos sin el amor? Sería como extraernos el alma, y caminar sin apenas sentir el peso de tu cuerpo.
Tememos muchas cosas sin darnos cuenta, y la mayoría de cosas que tememos, son insignificantes comparado con todo lo que de verdad tememos, y con todo lo que podríamos perder. Y nos damos cuenta cuando nuestra propia oscuridad y nuestro propio silencio nos invaden. Nos damos cuenta cuando empieza algo nuevo, cuando un sentimiento nuevo empieza a invadir nuestro cuerpo, y eso nos asusta. Las cosas nuevas pueden ser buenas, y pueden ser malas. Pero el miedo hay que afrontarlo, porque todo lo bueno empieza con un poco de miedo, y si al final acaba siendo malo, solo hay que afrontar todo tu miedo y empezar algo nuevo.