miércoles, 21 de enero de 2015

Los laberintos de la vida.

Muchas veces al largo de nuestra vida, entramos en un laberinto del que no podemos salir. Un laberinto de tristeza, o tal vez, la vida misma. Cuando estamos mal por algo, y sólo nos preguntamos porque nos pasan estas cosas a nosotros mismos, no nos damos cuenta de los problemas de los demás. Aunque sean peores, o tal vez no. Siempre vemos nuestros peores más graves que los de los otros, y eso nos hace egoístas, por pensar que ellos no lo estas pasando mal por cualquier otra situación, y que sólo tú tienes derecho a estar mal, o a sentir que todo esta en tu contra. Esta vida es muy larga, aunque parezca que no. Al cerrar los ojos, ya no sabemos como ha pasado tanto tiempo. Pero eso no es así cuando estas mal. Todo empeora, los días son más largos, y cuando te pesan las horas terminas no haciendo nada. Y ese es el gran problema de que el tiempo no pase. Los días malos pasan lentos por desgracia, y cuando sentimos que no somos merecedores de nuestros males, somos egoístas, y no pensamos en que los problemas de los demás son peores, que tú tal vez solo tienes unos días malos, unos cuantos, y hay personas que tienen que convivir con ellos, porque no les queda otra opción, y sonríen. Y te vas dando cuenta de que no es difícil sonreír cuando no te apetece, lo que no es fácil, es no llorar cuando uno quiere ser fuerte, y no puede.

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